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sábado, 9 de agosto de 2014

Robert Wyatt - Cuckooland (2003)



Tras varios años de silencio (su último disco había sido "Shleep", en 1997) el gran Robert Wyatt puso un pie en el nuevo milenio con "Cuckooland", editado en 2003. Otro ejercicio de esa fascinante destreza suya para manejarse entre ritmos jazzeados, vientos, músicas con eternos aires de jam session y balbuceos de canción de cuna.
Rodeado de amigos y colaboradores (aquí desfilan Brian Eno, Paul Weller, David Gilmour y Phil Manzanera, entre otros) Wyatt construyó en "Cuckooland" otro pequeño carroussel de música mágica y curativa. Como suele suceder en sus discos, sólo parecida a sí misma: plena de libertad más allá de cualquier atadura de formas y estilos.
Es cierto: esos instrumentales estilo New Age sólo se los podemos perdonar a alguien como él, y como disco, "Cuckooland" queda un escalón debajo de sus grandes obras maestras. Pero así y todo aquí hay varios momentos donde la vieja (y a la vez siempre nueva) magia de su experimentación/ colisión sonora vuelve a deslumbrarnos. Ahí está, por caso, el jazz noctámbulo "Old Europe", con el romance de Juliette Greco y Miles Davis como inspiración y las calles parisinas de fondo. O la belleza y vaivén melódicos de "Forest", co-compuesta con la esposa y eterna colaboradora de Robert, Alfreda Benge.
"Beware" es una afilada jam llena de implicancias sonoras profundas y "Raining in my heart" (original de Felice y Boudleaux Bryant) forma parte de esos pequeños homenajes íntimos (junto con la versión de "Insensatez", de Tom Jobim) a los maestros del pasado. La última de las maravillas llega con ese léxico de lenguas del mundo que es "Foreign accents". El dadaísmo musical de la hermandad entre naciones.
Fuente

Los patrones más cercanos a la canción pop que iluminaron los pentagramas de “Shleep” mutan nuevamente en “Cuckooland” hacia el amplio caudal estilístico del jazz, pero desde una perspectiva imprevisible, etérea y de ventanas abiertas, mirándose en las ondulaciones del free jazz y en el clasicismo más cool. El poder mágico de Wyatt para crear melodías de cristal y seda, siempre a punto de resquebrajarse o levitar, tiene en “Forest” y “Beware” algunas de sus mejores y más claras evidencias, canciones que con una producción “normal” o estandarizada dignificarían cualquier lista de éxitos. Todo el álbum está recorrido por esa sabia y tenue melancolía que su voz de pájaro herido traduce con un magisterio natural reservado exclusivamente a los verdaderamente originales.
Rodeado por camaradas que casi nuncan faltan a su llamada –Annie Whitehead, Brian Eno, el propio Manzanera–, asistimos a pequeñas reflexiones personales (“La esperanza todavía puede ser buena”), a una magnífica y carnal recreación del romance parisino entre Miles Davis y Juliette Greco (“Old Europe”, con los saxos y el clarinete del israelí Gilad Atzmon, presente en otras cuatro composiciones) o a recuerdos a los gitanos asesinados por los nazis, a la invasión de Irak, a Hiroshima y la amenaza nuclear y al eterno conflicto palestino. Temas trascendentales –demasiado, dirán algunos– que Wyatt regurgita en pura poesía sonora, sin necesidad de recurrir a la evidencia más tópica ni de levantar la voz con arrogancia.

 La desbordante humanidad del intérprete del “Shipbuilding” compuesto por Elvis Costello se aposenta en los oídos del oyente como un bálsamo gentil y misterioso que fascina, relaja, interroga y cura.Teclados que parecen suspendidos en el viento, metales cálidos y nocturnos, guitarras de electricidad exacta –David Gilmour en “Forest”, Paul Weller en “Lullaloop”–, contrabajos arenosos, percusiones susurrantes, coros de celofán y la importante presencia de Karen Mantler (hija de Carla Bley y del trompetista y compositor Michael Mantler), quien firma tres canciones y se encarga de soplar la armónica, definen el paisaje de “Cuckooland”, un refugio de matices y colores pintado con el intelecto y el corazón para dignificar sin renuncias una música comprometida ética y estéticamente.
No faltan, por supuesto, las versiones, especialidad en que Wyatt se ha matriculado como médium sin igual: escuchen “Raining In My Heart” (Buddy Holly), diluida en un prístino instrumental de piano, o “Insensatez” (Antonio Carlos Jobim/Vinicius de Moraes), arrullada por la armónica y la garganta de Mantler. Son epifanías de un todo indivisible, de un rico tapiz tejido con paciencia y amor por Robert Wyatt, el gigante de la voz de elfo. Bienvenido de nuevo, siempre.
Fuente

    Robert Wyatt (percusión, piano, trompeta, corneta, platos, batería, teclados, coros)
    Phil Manzanera (voz)
    Karen Mantler (armónica, piano, teclados, voz)
    Alfreda Benge (voz)
    Brian Eno (voz)
    David Gilmour (guitarra) [en Forest]
    Paul Weller (guitarra)
    Annie Whitehead (trombón)
    Gilad Atzmon (saxo alto, soprano y tenor, clarinete, flauta )
    Jamie Johnson (bajo, voces)
    Yaron Stavi (bajo)
    Jennifer Maidman (guitarra acústica, acordeón)


    Just a Bit - 5:09
    Old Europe - 4:16
    Tom Hay's Fox - 3:33
    Forest - 7:55
    Beware - 5:09
    Cuckoo Madame - 5:21
    Raining in My Heart - 2:43
    Lullaby for Hamza/Silence - 5:01
    Trickle Down - 6:48
    Insensatez - 4:24
    Mister E - 4:20
    Lullaloop - 2:59
    Life Is Sheep - 4:14
    Foreign Accents - 3:49
    Brian the Fox - 5:31
    La Ahada Yalam (No-One Knows) - 4:16
 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Robert Wyatt - Rock Bottom


Robert Ellidge Wyatt (Bristol el 28 de enero de 1945) destacó como músico y compositor en el sonido Canterbury, movimiento artístico y musical surgido en Inglaterra a finales de los 60. Fue miembro fundador del grupo The Soft Machine, una escisión del grupo The Wilde Flowers, hasta 1971, cuando abandonó la formación para iniciar una carrera en solitarió que lo encumbró como uno de los personajes más interesantes, emocionales y creativos de la música británica de los años 70.

Desde la época del instituto, el principal motor vital de su existencia sería la música en todos sus ámbitos, formando parte de grupos y tocando música jazz junto a sus amigos Mike Ratledge y los hermanos Hugh y Brian Hopper.

Su encuentro con Daevid Allen, personaje australiano fundador del grupo Gong, sería esencial para la evolución personal de Wyatt. Su visión despreocupada de la existencia y erudición en la música jazz, asentada por la instrucción de George Niedorf, calaron en el joven Robert, quien viajó en 1962 hasta Mallorca con Niedorf, donde convivió con el escritor Rupert Graves y se empapó de la cultura hippie. Un año después, formaría el grupo The Wilde Flowers, junto a Hugh y Brian Hopper, Richard Sinclair y Kevin Ayers. Tras algunos cambios en la formación, The Wilde Flowers se separaría dando lugar a dos míticos grupos: The Soft Machine y Caravan.

Cuando todavía estaba en Soft Machine, Wyatt publicó su primer disco en solitario: «The End of an ear» (1970), donde los sonidos de la escena Canterbury adquirían una forma más jazzistica y experimental. Poco después formó el grupo Matching Mole (una adaptación fonética de la expresión francesa usada para Soft Machine), que no tuvo continuidad a pesar de grabar dos excelentes discos (Matching Mole y Little Red Record).

En esa ilusionante y fructífera etapa sufrió un grave accidente al caerse por una ventana, que lo dejaría parapléjico de por vida.

A pesar de la desgracia, Wyatt no cesó en sus inquietudes sonoras y presentó cuatro años después dos grandes obras: «Rock Bottom» (1974), su mejor disco, producido por Nick Mason (batería de Pink Floyd), en el que en una atmósfera melancólica arropa sus composiciones art-rock empapadas de sentimentalismo, inherente a su afectivo estado amoroso con Alfreda Benge; y «Ruth is Stranger than Richard» (1975), un magnífico LP también producido por Mason, que mostraba una mayor inclinación al free-jazz.

Su mayor éxito comercial llegó tras la publicación en formato single de una versión del tema de The Monkees «I’m a believer». En los 70 abandonaría las grabaciones propias hasta los años 80, cuando publica «Nothing can’t stop us» (1981), un recopilatorio de singles editados por el sello Rough Trade, con eclécticas versiones de grupos y solistas. A lo largo de los siguientes años publicaría importantes álbumes que fueron bien recibidos por sus seguidores.

Algunos pasajes de sus trabajos están cargados de tintes políticos (Robert Wyatt es simpatizante comunista), especialmente crítico con la política que desarrolló Margaret Thatcher. Los mejores discos en la última etapa de su carrera son «Dondestan» (1991), uno de los LP más conseguidos de su carrera en solitario, en el cual la colaboración de su esposa Alfie Benge se plasma en algunas letras, como posteriormente haría en «Shleep» (1997), otro magistral trabajo de Wyatt, para el que contó con la colaboración de destacados músicos (Phil Manzanera, Brian Eno o Paul Weller).

Recientemente ha colaborado con numerosos artistas y entre estas colaboraciones cabe destacar su participación en el disco de Björk, «Medúlla», del año 2004.
http://www.lastfm.es/music/Robert+Wyatt/+wiki

Discografia
http://www.lastfm.es/music/Robert+Wyatt/+albums

Rock Bottom is the second solo album by former Soft Machine drummer Robert Wyatt. It was released on July 26, 1974 by Virgin Records. Although Rock Bottom is technically Wyatt's second solo LP, he has stated in several interviews that he considers its predecessor The End of an Ear as juvenilia and not part of the recognised "canon" of Wyatt solo records. The album was produced by Pink Floyd's drummer Nick Mason.



Robert Wyatt - voces. teclados, percusión, slide guitar (2)
Mike Oldfield - Guitarra (6)
Gary Windo - Clarinete y saxo tenor (4 y 5)
Ivor Cutler - Voz (3 y 6), concertina (6)
Mongezi Feza - Trompeta (3)
Fred Frith - Viola (6)
Hugh Hopper - Bajo (2, 4 y 5)
Richard Sinclair - Bajo (1, 3 y 6)
Laurie Allan - Batería (2 y 6)


1. Sea Song
2- A Last Straw
3. Little Red Riding Hood Hit the Road
4. Alifib
5. Alife
6. Little Red Robin Hood Hit the Road